A CARA DE PERRO
DESAMORES Y OTROS TRAGOS AMARGOS
-Le dije para ir al cine y vino con custodia. La llego a invitar a mi casa y me cae con la familia, los Avengers y la Liga de la Justicia-
El relato de Míster Bardo era muy realista. Imitaba y entonaba a la perfección los detalles, los gestos, los hechos, los sonidos de fondo, las caras y los tonos de Damián. Y cuando soltó ese punchline no pude más de la risa. La frase la había tirado Damián pero Bardo le daba un plus. Sarcasmo, frustración, burla, bronca y desolación en una sola toma.
Venía con el corazón lleno de agujeritos después del derrape que había cometido con S (cualquiera puede tener una mala noche, todavía no comprendo mis dieciséis temporadas de malas campañas) y aquel gesto de mi amigo fue algo humanamente hermoso. Una caricia al alma, un abrazo en medio de esa angustia que te genera la tensión del dolor. Estás dolido, roto, a puro dolor con lágrimas atragantándote la garganta pero tu orgullo te obliga a tener que sacar pecho y ponerte derecho. Así no se puede hermano…
Sentir que un par, un camarada, un colega tuyo está pasando por lo mismo que vos te hace sentir tan bien, tan vivo, tan natural. Para un artista se hace complicado expresarse como un ser común y corriente, no por eso de ser un maestro de la sensibilidad, sino porque se suele pensar que canaliza todo mediante su arte. O así lo creí, o lo creímos. Y no, te levantás con cara de culo, te duelen los isquiotibiales y te jode que no te dejen cagar en paz. Sos de carne, ibuprofeno y huesos, como todos.
Bardo recordando la salida frustrada de Damián con una chica a la cual estuvo cortejando durante algunos meses hasta que finalmente pudo concretar una cita, una salida, un encuentro. La historia se resume en que esta dama llegó acompañada por una amiga al cine. Y no, no daba indicios de querer armar tríos ni fiestas sexuales. Grande fue la desilusión de mi amigo pero le puso una sonrisa y murió inmolado por la causa como un buen terrorista del mal debería hacer. El mohín de sus labios y aquellas palabras enunciadas daban fe de su dolor.
Una sensación similar a la que pasaba por mi cuerpo. Quería dos o tres cervezas más para matar la bronca pero lo seguro es que ebrio iba a terminar de embarrar la pared. Lo mejor para mí era quedarme en silencio, no levantar la perdiz y llorar cuando tenga la necesidad de hacerlo. No era positivo contener las lágrimas, debía descargar, soltar esos kilos de mierda que llevaba conmigo. Entonces escribí un par de rimas y se las mandé a Damián. Estaba tan enojado que se lo tomó personal y me desafío escribiendo con una crueldad inusitada. Debo admitirlo, tiene un talento que él mismo no se anima a soltar, o simplemente no le interesa.
Si hay algo que me deja con cierta tranquilidad es el haber dejado todo. Le puse la pierna, el alma, la billetera y hasta la última gota de birra. Siempre, siempre. Nunca me quedé con nada. Se juega fuerte, se entrena fuerte. Otra no queda. Algunas cosas salieron de diez, otras reprobamos, algunas seguirán pendientes o ya no tendremos que volver a rendirlas (ejemplo: la ketamina) pero el aprendizaje de este viaje es totalmente genuino y valido. No creo que nos haya dado para conquistar el mundo pero a la hora de salir afuera jamás nos sentimos menos que nadie y puede que hayamos creído que si podíamos hacerlo. Fue mera adrenalina para no olvidarnos de dónde venimos.
Y fue así que una mañana de jueves primaveral, con unos brotes verdes del árbol asomando por la ventana, una pipa con flores de marihuana, mi diario personal, la computadora y un amor cruzando de lado a lado mi pecho terminé de acomodar algunas ideas antes de hacerme cargo de la noticia que me dio S.
Querida Edna: debo irme pero no puedo decirte dónde. Y en esta esquina, con 68 kilos de lamentos y maldades, el único e idéntico: Alexis Doggbardo.
Creo que Confesiones es uno de los mejores relatos que pude haber llegado a escribir. Le veo mucho de Cervecienta o quizás es el mix entre esa espontaneidad y la madurez necesaria para aplicarla en el momento indicado. No aburrir, no dispersar, entretener y ser claro en el mensaje. Mi contrato con esta editorial (tóxica y nefasta pero elegante de boutique) se termina acá. Tal vez puedo irme a morir en paz pero ya no quiero drogarme con sustancias duras ni fumar cigarrillos hasta que la carraspera de mi garganta me duela demasiado.
Sinceramente, todas estas sensaciones me obligaron a recordar que nací descarrilado y que por instinto boludo y animalesco debo revolcarme en el pasto una vez cada tanto. En definitiva soy un soñador idealista, siempre creo que el mundo será un lugar mejor pero eso no quiere decir que no vaya a mostrar los dientes y morder de ser necesario.
Y como por arte de magia terminé de cerrar una etapa que me costó muchísimo, con cosas positivas y negativas pero con los amigos de toda la vida a mi lado. Como cuando íbamos al jardín y jugábamos a la pelota, o a lo que sea que jugáramos, no tengo tanta memoria como para recordarlo. S, juguemos juegos que queramos jugar, ya basta de incertidumbres.
Damián, querido amigo: nunca dudes de tu talento, seguramente seas el peor de todos los mejores pero lo genuino no mata lo creativo. Y no sé qué carajo significa eso que te acabo de decir. Judas, pedazo de gordo tibio, cuidá bien a Cisne Azul. Hayami, mi máximo respeto y afecto. Míster Bardo y Anfibio, mis hermanos de calle, de la vida, me es imposible resumir tantos años vividos y recorridos así que solo voy a dejar estos últimos retazos de rimas antes de volar hacia el viento, con la diosa Atena. Y ahí viene Shaka de Virgo a levantar un pétalo. La Sala Gemela ha abierto sus puertas.
Arriesgándome a que el reto que voy a recibir sea aún mayor (ya debería haber salido hacia casa) me tomaré un par de renglones (no rayas de clorhidrato) para redondear algunos círculos viciosos. Estos se verán plasmados en los versos escritos en conjunto con mi amigo, El Dolido. Pequeña Mariposa, Chico de Piedra: me encantaría decirles que el mundo, el futuro y la vida serán verde, empática e inmune a la maldad humana contra los suyos y contra sus pares. No olvidemos que somos animales. Lo único que puedo cantarles es: sus sonrisas son arcoíris, nunca dejen de sonreír. Disfruten del hoy, porque ayer, ayer ya se fue…
Ayer me tapé con los restos de una canción
Fueron dos segundos de sol y euforia
Que se quedaron dormidos
En los libros de la buena memoria
Tomo mi mochila y salgo
No tengo algo para decirle al destino
Pateo y camino sin sentido
Pero convencido
De que tengo tiempo
Para crecer y mojar mis pies…
Recién ayer entendí
Para volver,
Primero hay que ir
Recién ayer entendí
Para ser feliz
También hay que dejar seguir…
Es que ayer ya no es nada para mí…
Ayer hubo buenas razones,
Para jugar un as y un diez de corazones
Y hoy juego al solitario por las madrugadas
Algunas jugadas podrían haber sido mejores
Si las hubiéramos dejado ser
Y es que recién ayer lo escuché…
Todo tiempo pasado fue mejor, fue peor, no fue y no lo será. Parte de crecer es hacerse cargo de los errores de uno. Esta vez no habrá saltos desde una terraza, no habrá un revolver sobre mi sien, no compraré ninguna sobredosis y si toco las puertas del cielo será antes, durante y después de eyacular luego de cumplir mis deseos sexuales.
Entrenar el cuerpo me ayuda a elevar la libido. Los dejo con los retazos más dolidos de los últimos cinco días. Y si, es preferible que te quedes en tu casa viendo (por décima vez) lo mala que es La Liga de la Justicia antes de enredarte con el aire. Y no, no la invites a tu casa.
Yo trato de borrar las nubes
Vos traes una tormenta
Ni lo pienses, ni lo dudes
Sos la incertidumbre perfecta…
Estuve paseando por jardines sin flores
Pero igual le metí colores
El negro es tu punto fuerte,
El siete nunca es mi número de la suerte
Soltaste mi calma en aquellas palabras
Rompiste mi alma en esas sabanas
No voy a dejar que te lleves todo,
Al menos voy a levantarme con los codos
Tu custodia debe estar riendo,
No la veo,
Pero sé que me está viendo
Y antes que te vayas por esa puerta,
Deja que te diga que solo fue una mala apuesta,
Una de esas preguntas sin respuestas…
Nunca lo olvidemos, el arte no es más que un vuelo hacia eso que desconocemos.
Con cariño, Alexis “The Under Dogg” Doggbardo.